P. Núñez: Católicos y Protestantes ante la Biblia (3ª parte)

 

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Transcripción del libro del mismo nombre escrito por el sacerdote argentino David Núñez.

Ver la 1ª parte

Ver la 2ª parte

Capítulo 5 – La Regla de fe protestante y la Regla de fe católica

I – La Regla de fe protestante

32 – Y con lo expuesto en los capítulos anteriores, vamos a tratar en los siguientes de ver quién tiene razón, no ciertamente para procurar de vencer, ni aun siquiera de convencer a los protestantes, que eso solo Dios podría hacerlos, sino de volver contra ellos el filo de sus propias armas, la única arma de combate que ellos admiten: la Biblia o Sagrada Escritura.

La fe es un don gratuito de Dios, y la razón sólo puede preparar el camino para recibirla, más nunca comunicarla.

33 –Ellos nos acusan de que muchas de las enseñanzas de la Iglesia Católica no se hallan en la Biblia. Y hasta cierto punto tienen razón, pero sin que por ello consigan nada para su intento, mientras no prueben por la misma Biblia, que es la única regla de fe que ellos admiten, que todas las verdades reveladas por Dios, se deben encontrar y de hecho se encuentran en la Biblia.

Jamás podrán ellos semejante cosa, mientras que nosotros sí que podemos probarles a ellos estas cuatro:

34 – 1º Que en ninguna parte de la Biblia se dice que el protestantismo es la Iglesia fundada por Jesucristo

Por tanto, y según su principio fundamental, si no es de fe, o sea, si no está en la Biblia que el protestantismo es la Iglesia fundada por Jesucristo, cualquiera que sea, protestante o no, la puede y debe rechazar como falsa sin ninguna responsabilidad moral antes Dios, porque Dios nunca puede hacer a nadie responsable de no haber profesado una religión falsa, porque una religión o iglesia falsa no puede ser la religión o Iglesia de Dios.

2º Que las doctrinas protestantes están no sólo en uno, sino en muchos puntos fundamentales en evidente contradicción con las enseñanzas de la Biblia.

Y por tanto que son necesariamente falsas (principios 2º, 5º y 7º)

3º Que en la Biblia se dice que la Iglesia Católica es la Iglesia fundada por Jesucristo.

Por tanto, que se le debe admitir como verdadera e ingresar en ella abandonando toda otra, por ejemplo, la protestante, so pena de eterna condenación.

4º Que las doctrinas de la Iglesia Católica ni siquiera en un solo punto de fe contradicen a las enseñanzas de la Biblia.

De todos estos puntos, el 1º y el 4º toca a ellos el probarlos, el 2º y 3º a nosotros, si queremos, porque estamos en posesión de la verdad, y a ellos, en rigor, toca el mostrarnos que no es así.

35 – Empecemos, pues por los dos puntos más fundamentales y fecundos con consecuencias en que ambos, católicos y protestantes, diferimos: la doctrina sobre la Regla de fe y la justificación.

Pero antes recordemos de nuevo, y téngase esto bien presente siempre, que nuestras diferencias doctrinales son sólo sobre verdades de fe. Repitámoslo una vez más: sólo sobre verdades de fe, en las cuales no puede caber error (principio 7º).

Las demás no nos interesan para el caso. Quédense para que las discutan los sabios o los tontos, pero no los católicos y protestantes en cuanto tales, que mutuamente pretender convencerse de que cada uno posee él solo la verdad y el otro está en el error, y consiguientemente, que puedo que se trata de verdades de fe exclusivamente, ellos han de probar su doctrina y afirmaciones por otras verdades de fe, o sea, por la Biblia exclusivamente, ya que no admiten otra regla de fe que la Biblia; nosotros, empero, las probaremos como podamos.

36 – Regla, en general, es aquello a cuya medida ha de ajustarse otra cosa. Por tanto, regla de fe es aquella por cuyo medio conocemos con toda seguridad y sin peligro de erro las verdades que debemos creer, porque las ha revelado Dios, y también los deberes que tenemos que cumplir para conseguir la vida eterna, porque son impuestos por Dios, como condición indispensable para este fin.

37 – La doctrina protestante sobre este punto de la Regla de fe, y la doctrina o enseñanzas de la Biblia, es la siguiente:

Doctrina Protestante Doctrina y Enseñanzas de la Biblia
La Biblia contiene todas las verdades reveladas por Dios. 1) «Muchas otras cosas hizo Jesús que, si se escribieran una por una, creo que no cabrían en el mundo los libros que se habrían de escribir» (Jn 21, 25)
2) «Aunque tengo todavía muchas cosas que escribiros, no he querido hacerlo con papel y tinta, esperando ir a veros y hablaron de viva voz» (2 Jn, 12)
Sólo admitimos la Biblia como regla de fe. Por tanto, rechazamos la Tradición que los católicos admiten también como regla de fe. 3) «Conservad las tradiciones que habéis aprendido, sea por palabra, sea por carta nuestra» (2 Tes 2,15)
4) «Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste en la fe» (2 Tim 1, 13)
5) «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, confíalo a hombres fieles que sean aptos para enseñar a otros» (2 Tim 2,2)
6) «Quiero ahora, hermanos míos, renovaros la memoria del Evangelio que os he predicado, que vosotros recibisteis, en el cual estáis firmes, y por el cual sois salvados, si lo conserváis de la manera que os lo prediqué, porque de otra suerte, en vano habríais abrazado la fe» (1 Cor 15, 1-2)
Rechazamos todo magisterio en religión que no sea el de la Biblia:
a) Porque nadie tiene derecho a enseñar, fuera de Dios, con obligación a ser creído por parte del oyente.
b) Porque la Biblia es tan fácil de entender, que todo el que la lee con verdadera fe, encuentra infaliblemente la verdad.

7) «Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra: Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándolas a guardar todas las cosas que Yo os he mandado» (Mt 28,19)

8) «El que a vosotros oye a Mi me oye, el que a vosotros desprecia, a Mi me desprecia» (Lc 10,16)

9) «Como en todas sus cartas (las de S. Pablo) hay algunas cosas difíciles de comprender, cuyo sentido los indoctos e inconstantes pervierten de la misma manera que las demás Escrituras, para su propia perdición» (2 Pedro 3, 16)

10) «Entonces dijo el Espíritu a Felipe: Apresúrate y acércate a este carruaje. Acercándose, pues, Felipe, oyó que (el etíope) leía el profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees? El respondió: ¿Y cómo podré entender si alguno no me lo explica?» (Hechos 8, 29-31)

38 – De esta comparación entra las doctrinas protestantes y las enseñanzas de la Biblia, resultan las siguientes conclusiones, que luego comentaremos un poco:

1ª Es falso y contra la Biblia decir que sólo la biblia es regla de fe, porque la misma Biblia dice que también es regla de fe la Tradición apostólica (#37 y 36), esto es, las verdades religiosas enseñadas por los Apósteles de viva voz y conservadas por la Iglesia, ya que la misma Biblia claramente manda guardarlas. Por tanto:

2ª Es falso y contra la Biblia decir que todas las verdades reveladas por Dios están en la Biblia; 1º porque la Tradición apostólica contiene verdades revelada por Dios que no están en la Biblia, y 2º porque hay muchas cosas hechas por Cristo que no se han escrito y que son leyes para el cristiano. Luego también:

3ª Es falso y contra la Biblia decir que no hay otro magisterio puesto por Dios para enseñar las verdades religiosas de la Biblia. Y además, entre otros muchísimos pasajes, este de San Pablo: «Y así puso Dios en su Iglesia primero Apóstoles… tercero Doctores…» (1 Cor 12, 27-31). Por tanto:

4ª Es falso y contra la Biblia que ese magisterio puesto por Jesucristo no tenga derecho a ser creído como el mismo Jesucristo le tiene.

1º Porque el magisterio de los Apósteles es el mismo magisterio de Cristo.

2º Porque el mismo Jesucristo manda expresamente que se le oiga en estas palabras: «Como el Padre me envió, así os envío Yo a vosotros» esto es, Os envío:

Con el mismo fin. Y como Cristo vino a enseñar la verdad (Jun 18, 37 y Mc 1,38) y hay obligación absoluta de creerle, porque «es la Verdad» (Jn 14,6) y porque el que no le cree ya está juzgado (Jn 3,18), así también hay obligación absoluta de creer a los enviados de Cristo, por lo dicho y además «Id y predicad… el que no creyere, se condenará.»

Y con la misma autoridad o poder, de lo contrario no podrían cumplir con el fin para que Cristo los envió, lo que acontecería si, aunque ellos estuvieran poder para enseñar, los fieles no tuvieran obligación de creer.

En resumen: La voz de los Apóstoles, es la voz de Cristo (Lc 10, 16). Pero hay obligación de oír a Cristo. Luego, también a los Apóstoles.

5ª Es falso y contra la Biblia decir que la biblia es enteramente clara, y que todos la entienden fácilmente y sin error.

Así lo dice Faivre en muchas partes de sus «comentarios al Nuevo Testamento», pero principalmente comentando los Hechos de los Apóstoles 17, 11, con estas palabras:

«! Que engañados están aquellos que creen que hay que aceptar las enseñanzas de su iglesia sin examinarlas! Toda persona que tiene interés por la verdad y por la salvación de su alma, debe seguir el ejemplo de estos cristianos de Berea, consultar las Escrituras para ver lo que enseñan y si son exactas. El racionalismo protestante, que pone la conciencia y la razón por encima de las Escrituras, del mismo modo que el romanismo, que por los Concilios y el Papa interpretan la palabra de Dios, no tienen razón ni el uno ni el otro. Cada cual debe darse cuenta por sí mismo, consultando las Escrituras, completamente claras y accesibles al más humilde para los asuntos de moralidad y salvación, cuestiones esenciales y las solas importantes, capitales» (Faivre, o.c., comentarios a los Hechos 17,11, pág. 206)

Véase cómo se expresa el Apóstol San Pedro sobre este último punto:

«Verdad es que hubo también saldos profetas en el (antiguo) pueblo (de Dios), así como se verán entre vosotros maestros embusteros, que introducirán sectas de perdición…, y muchas gentes los seguirán en sus disoluciones, por cuya causa el camino de la verdad será infamado… Estos tales son fuentes sin agua y nieblas agitadas por torbellinos…, porque profiriendo discursos pomposos llenos de vanidad, atraen con el cebo de apetitos carnales de lujuria a los que poco antes habían huido de los que profesaban el error, prometiéndoles libertad» (2 Pedro, 2, 1-19)

«Esta es ya, carísimos, la segunda carta que os escribo, procurando avivar en las dos con mis exhortaciones vuestro ánimo sencillo, para que tengáis presentes las palabras que os he dicho antes, de los santos Profetas y los preceptos que el Señor y Salvador nuestro os ha dado por medio de nosotros, que somos sus Apóstoles; estando ciertos ante todas las cosas que vendrán en los últimos tiempos impostores artificiosos arrastrados de sus propias pasiones…» (2 Pedro 3, 1-3)

«… Según que nuestro carísimo hermano Pablo os escribió conforme a la sabiduría que se le ha dado, como lo hace en sus cartas, tratando en ellas esto mismo; en las cuales hay algunas cosas difíciles de comprender, cuyo sentido los indoctos e inconstantes (en la fe) pervierten de la misma manera que las demás Escrituras (de que abusan), para su propia perdición» (2 Pedro 3, 15-16)

¿Tendría ya el Apóstol conocimiento profético de lo que habría de ser el protestantismo 16 siglos antes de que naciera?

39 – Como ve el lector y según lo que dijimos en los principios 12º, 13º, 14º y 15º, bastaría con lo dicho para echar por tierra todo el protestantismo, que se presenta como la única religión verdadera de Cristo. Porque así como quitando el fundamento se derrumba lo fundado, así quitado, por falso, el principio fundamentalísimo del protestantismo, de que la Biblia, interpretada conforme al juicio particular de cada uno, es la única regla de fe; se quita y derrumba todo el protestantismo, que en él se funda.

La razón es clara: Porque no puede estar con Cristo el que está contra su doctrina (Mt 12, 30).

Sin embargo de eso y por ser este su principio fundamental, vamos a probar con un poco más de detención lo absurdo de la doctrina protestante.

II – Doctrina católica sobre la regla de fe

40 – La doctrina de la Iglesia Católica sobre la regla de fe, es la siguiente:

Los católicos admitimos como regla de fe la palabra de Dios contenida en la Biblia y en la Tradición, pero ambas interpretadas por la Iglesia, que es «Columna y apoyo de la verdad» (1 Tim 3, 14-15).

«Te escribo esto con la esperanza de que en breve iré a verte; y si tardare, para que sepas como debes portante en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad» (1 Tim 3, 14-15).

Fundamos, pues, los católicos nuestra creencia en la Sagrada Escritura.

La fundamos en que esta Iglesia, cuya Cabeza y piedra angular es Cristo, poseedor de la primacía de todo (1 Cor 3, 11; Col 1, 17-18) fue constituida por el mismo Cristo sobre los Apóstoles, elegidos (Mt 10,1-4) y puestos por Él como verdadero fundamento de la Iglesia, aunque inmediato y secundario (Efes 2, 19-20), para que fuesen (Jo 15,16) con potestad plena y absoluta, como es la del mismo Jesucristo (Jo 20,21), a enseñar por todo el mundo (Mc 16,15) toda la verdad y solo la verdad (Mt 28, 19 y Jo 16,13).